Mejora de la circulación: La exposición alternada al calor y al frío estimula el flujo sanguíneo y la elasticidad vascular.
Fortalecimiento del sistema inmune: Activa los glóbulos blancos y refuerza la respuesta inmunológica con el tiempo.
Reducción de la inflamación y el dolor muscular: Especialmente beneficioso para atletas, creativos y profesionales sometidos a estrés físico o postural.
Recuperación física más rápida: Ideal para poblaciones urbanas activas o como recuperación posterior al entrenamiento.
Estimulación del metabolismo: La exposición al frío activa la grasa parda y puede apoyar un metabolismo saludable y la regulación del peso.

Regulación del sistema nervioso: Ayuda al cuerpo a salir del estado crónico de “lucha o huida” y entrar en un estado parasimpático de descanso y digestión.
Mejora del estado de ánimo y el equilibrio emocional: La inmersión en frío y la terapia de calor estimulan endorfinas, dopamina y serotonina.
Reducción de la ansiedad y la niebla mental: La terapia de contrastes entrena la mente para mantenerse presente en la incomodidad, fortaleciendo la resiliencia emocional.
Mejor calidad del sueño: Ayuda a regular el ritmo circadiano y favorece un descanso profundo.
Mayor enfoque y claridad mental: El frío agudiza la atención; el calor induce una relajación profunda y reinicia la mente.